Si echamos la vista atrás y comparamos cómo eran los baños de antes y cómo son los de ahora, percibiremos diferencias notables. Los cuartos de baño actuales son más prácticos y tienen un diseño minimalista. Veamos cómo se ha transformado esta dependencia de nuestras casas en los últimos 20 o 30 años.
Para nuestras madres o abuelas, los cuartos de baño tenían que ser una habitación espaciosa y perfectamente equipada. Provista de todo tipo de sanitarios, aunque en los hechos no se utilizaran. Cualquier baño completo en aquella época debía tener una amplia bañera, si bien los habitantes de la casa, por las prisas o por la comodidad, apenas la utilizaban. Lo habitual para asearse era darse una ducha de buena mañana o al llegar del trabajo.
También era importante que tuviera bidé, si no daba la impresión de que el cuarto estaba incompleto. ¿Cuántas veces se llegó a utilizar este pequeño sanitario? Es una incógnita.
Era fundamental el almacenamiento. Con grandes armarios de cuerpo entero para guardar las toallas y los consumibles de aseo, como el papel higiénico. El espejo que se colocaba sobre el lavabo debía servir para guardar instrumentos y productos de uso diario, como los cepillos y la pasta de dientes, las maquinillas y la espuma de afeitar.
Se cuidaba mucho la decoración. Con azulejos pintados que combinaban con la bañera y el lavabo, intentando huir de mono-cromatismo. El cuarto de baño era una habitación de “mírame y no me toques”. Se utilizaba por necesidad, pero que había que dejarla impoluta. No se sabe si era para enseñárselo a las visitas o para deleite personal. Los pisos antiguos, que eran más grandes que los actuales, disponían de un cuarto de aseo más pequeño, que era lo que en realidad se utilizaba. Un pequeño cuartillo con lavabo y W.C., como los váteres de los bares.
Hoy hemos hecho los baños más funcionales. Nos importa más que sean prácticos a que queden bonitos; aunque eso sí, seguimos conservando un cierto gusto estético, pero menos recargado. Debido a que ahora se alquilan más pisos que se venden, y los que se venden son de segunda mano más que de obra nueva, para remodelar los baños recurrimos a las reformas.
El encargado de la obra, siguiendo nuestras instrucciones, busca en las tiendas de materiales de construcción aquellos sanitarios que mejor cubran a nuestras necesidades. Pedro García, que dirige una pequeña empresa de reformas en Santander, recurre a establecimientos como Lopsa, un distribuidor de materiales de fontanería de Cantabria que opera desde 1982, para encontrar en ellos, aquellos sanitarios que se adapten a las necesidades y gustos de sus clientes.
Estos son tres cambios más significativos que han sufrido los baños en las últimas décadas:
Sustitución de bañeras por platos de ducha.
Este es el cambio más notable. Debido a que nos duchamos más que nos bañamos, hemos optado por prescindir de las aparatosas bañeras y cambiarlas por duchas funcionales.
Los platos de ducha se adaptan a las dimensiones que tenemos disponible. No tiene por qué ser muy grandes. Otra de sus ventajas es que no tiene barreras arquitectónicas. Están a ras del suelo, o ligeramente elevados, de forma que para entrar y salir de ellos, no es necesario alzar la pierna y realizar determinados movimientos para no perder el equilibrio.
Con las mamparas de cristal, provistas en ocasiones de puerta, se consigue que no caiga una gota de agua al suelo de la habitación, mostrando que son más efectivas que las tradicionales cortinas de baño. Además, con el producto de limpieza adecuado, se limpian fácilmente, sin dejar rastro de agua, ni de cal.
El blog de consejos de Leroy Merlín comenta que un aspecto importante es el suelo de la ducha. Debe ser antideslizante, para garantizar que la ducha sea un espacio seguro. Los materiales más utilizados en su instalación son:
- Cerámica. Se fabrican con feldespato, arcilla y arenas silíceas. Es la opción más económica, pero no la peor. Tiene una gran resistencia al agua y a los productos químicos, por lo que no amarillea con el uso, y es resistente a los golpes.
- Resinas minerales. Se utiliza mucho en la actualidad debido a su comodidad y a sus posibilidades estéticas. Son platos extraplanos que se pueden instalar a ras del suelo. Tienen un grosor que ronda los 3 cm y es bastante resistente a los golpes. Al combinar diferentes resinas en su fabricación, se puede personalizar el color y el diseño.
- Piedra. Los platos de ducha de piedra natural son los más duraderos. Tienen una vida útil garantizada de 20 años, como mínimo. Son planchas de pizarra, mármol o granito con un grosor de entre 2 y 3 cm. La piedra natural es vistosa y embellece cualquier cuarto de baño en el que se coloque.
- Acrílico. Están compuestos por una capa externa de material acrílico y otra interna de fibra de vidrio o poliuretano. Pesan poco y son fáciles de instalar. Junto a los platos de piedra son las superficies más antideslizantes.
Ahora las duchas ofrecen toda una experiencia de sensaciones, pudiendo instalar un pequeño spa en nuestro cuarto de baño. Hay cabinas de ducha programadas con función de masaje, que lanzan finos chorros de agua a diferentes niveles de presión para estimular los músculos del cuerpo o el plafón alto que distribuye la ducha, generando un efecto lluvia.
Eliminación del bidé.
A medida que se ha ido generalizando la ducha, este pequeño sanitario dirigido a la higiene íntima, ha ido perdiendo interés y ha desaparecido de nuestros cuartos de baño.
Dice la revista National Geographic que la primera constancia escrita que hay de este mueble de baño aparece en el siglo XVIII, en las memorias de René Louis de Voyeur, marqués de Argensón y ministro de Luis XV. Aparte de ser un reconocido estadista, este noble francés fue famoso en su época por sus costumbres libertinas. De las historias y leyendas que tratan sobre su persona se extrajo el término voyerismo.
En un capítulo de su libro autobiográfico describe como en una visita que realizó a su amiga, la también aristócrata Madame de Prie, esta la atendió mientras estaba sentada a horcajadas sobre un mueble con una palangana, mientras se aseaba sus partes íntimas.
Probablemente, el invento del bidé sea francés, pero es anterior a la fecha señalada y tiene un origen más popular. En un tiempo en la que el pueblo no tenía medios para una higiene íntegra diaria, para bañarse tenía que ir al río, era interesante que las mujeres tuvieran algún instrumento para limpiarse sus partes más íntimas, y a la vez, más olorosas, entre baño y baño.
El bidé era habitual entre las prostitutas de París, para protegerse de posibles enfermedades venéreas. Antes y después de cada servicio, la prostituta se lavaba en el bidé para evitar contraer la sífilis o la gonorrea.
Corrió el rumor de que era un método anticonceptivo, su efectividad era más bien que discutible, pero eso no impidió que se hiciera popular. En relaciones extramatrimoniales, las amantes recurrían a este método para evitar sorpresas no deseadas. Las mujeres, conscientes de las aventuras de sus maridos, también lo utilizaban para prevenir ser contagiadas por alguna enfermedad sexual, como ya había sucedido antes.
En la corte de los reyes franceses Luis XV y Luis XVI, en la que existía cierta fama de promiscuidad sexual, este sanitario, que un principio era un mueble transportable, se hizo popular entre la aristocracia.
Hoy sabemos que la ducha es más efectiva para la limpieza íntima de lo que es el bidé, lo que ha propiciado su práctica eliminación de los cuartos baños, ganado un apreciado espacio adicional.
Soluciones de almacenamiento.
Por el tamaño que tienen las viviendas actuales, hay que aprovechar el espacio al máximo. Cada centímetro es valioso.
En muchos pisos se han sustituido los lavabos de pie por otros que quedan colgados en la pared, apoyándose en muebles con grandes cajoneras. El mueble recuerda un aparador, y sus grandes cajones se parecen a los que se encuentran en un taller. Son cajones de gran capacidad, en los que se pueden guardar sin problema pequeños electrodomésticos como el secador y la plancha para el pelo y que pueden tener un agujero en el fondo para enchufarlos a la red. Permiten tener recogidos todos los útiles de aseo, teniéndolos controlados y sin mantenerlos a la vista.
Una incorporación útil en nuestros cuartos de baño son los toalleros conectados a la calefacción. Al mismo tiempo que colgamos las toallas, estas se secan rápidamente con el calor que desprende este pequeño radiador. De esta forma las tenemos disponibles y secas cuando las necesitemos, al tiempo que contribuyen a caldear la habitación.
Los baños de hoy, con independencia de sus dimensiones, son más diáfanos y espaciosos que los antiguos. Permiten que el usuario se pueda mover sin tener que sortear obstáculos. Hemos dejado los sanitarios que utilizamos y nos hemos desprendido de aquellos que ocupaban espacio y no nos son útiles. En la actualidad, los baños están diseñados para ser cómodos y eficientes.