Así es como la terapia Gestalt mejora nuestra salud

La terapia Gestalt es un enfoque psicoterapéutico humanista que pone el énfasis en la experiencia presente, la autorresponsabilidad y la conciencia del aquí y ahora. Fue desarrollada en la década de 1950 por Fritz Perls, Laura Perls y Paul Goodman, y desde entonces ha demostrado ser una herramienta poderosa para mejorar el bienestar emocional y mental de las personas. Su propuesta central es que muchos de nuestros malestares surgen de una desconexión entre lo que sentimos, pensamos y hacemos, y que a través del proceso terapéutico podemos restaurar esa integración para vivir de manera más plena y saludable.

Una de las formas en las que la terapia Gestalt mejora nuestra salud es ayudándonos a tomar conciencia de nuestras emociones y pensamientos en el momento presente. Muchas veces, las personas vivimos atrapadas en el pasado o preocupadas por el futuro, lo que genera ansiedad, estrés o depresión. Al enfocarse en el aquí y ahora, la terapia nos invita a observar con atención lo que ocurre en nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro entorno. Este aumento de la conciencia permite identificar patrones automáticos de comportamiento o pensamiento que pueden estar generando malestar. Por ejemplo, alguien que constantemente evita los conflictos podría descubrir, en una sesión de Gestalt, que esa evitación nace de una necesidad inconsciente de aceptación, lo cual le impide poner límites saludables y genera tensiones internas.

Otra contribución importante de este tipo de terapia es la promoción de la responsabilidad personal. En lugar de culpar a los demás o a las circunstancias por lo que sentimos, esta terapia nos invita a asumir un rol activo en la construcción de nuestra experiencia. Al reconocer que somos responsables de nuestras elecciones, aunque a veces estas se hagan de forma inconsciente, comenzamos a tener mayor control sobre nuestra vida. Esta toma de responsabilidad no implica juzgarnos, sino más bien empoderarnos para realizar los cambios necesarios desde un lugar de conciencia y libertad. Cuando una persona asume este papel, su salud mental se fortalece, ya que se reduce la sensación de impotencia y se incrementa la capacidad de respuesta ante los desafíos.

Además, esta terapia de la que os hablamos trabaja de forma muy significativa con el cuerpo. Las emociones no solo se expresan a través de palabras, sino también mediante gestos, posturas, tensiones musculares o sensaciones físicas. En el proceso terapéutico, el cuerpo se convierte en una fuente valiosa de información. Al explorar cómo se manifiestan nuestras emociones corporalmente, podemos liberar tensiones acumuladas, reconocer necesidades no satisfechas y encontrar formas más saludables de expresión. Esta conexión cuerpo-mente resulta especialmente útil en casos de trastornos psicosomáticos, ansiedad crónica o bloqueos emocionales.

Otro beneficio relevante de la terapia Gestalt que nos explican los terapeutas de Terapia pSi es la integración de los opuestos internos ya que a menudo, dentro de nosotros existen voces contradictorias que generan conflictos: una parte quiere avanzar y otra teme al cambio; una desea libertad y otra busca seguridad. La Gestalt propone dialogar con estas polaridades internas, dándoles voz y permitiendo que se expresen sin censura. A través de esta dinámica, el individuo puede alcanzar una mayor comprensión de sí mismo y encontrar un equilibrio que reduzca el conflicto interno, lo que repercute positivamente en la salud emocional.

Finalmente, el espacio terapéutico en sí mismo es un elemento sanador y, en este sentido, esta terapia se caracteriza por establecer una relación auténtica entre el terapeuta y el paciente, basada en la empatía, la honestidad y el respeto. Esta relación favorece un entorno seguro en el que la persona puede explorar sus emociones más profundas sin temor a ser juzgada. Sentirse escuchado y comprendido es, en sí mismo, un acto de sanación que refuerza la autoestima y el sentido de pertenencia.

Además de la Gestalt, ¿qué otras terapias mejoran nuestra salud?

Existen muchas terapias psicológicas que, al igual que la Gestalt, contribuyen de manera significativa a mejorar nuestra salud mental, emocional e incluso física. Cada una tiene su enfoque particular, y su efectividad puede variar según las necesidades, características y preferencias de la persona.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las más utilizadas y validadas científicamente. Su objetivo principal es identificar y modificar pensamientos distorsionados o negativos que influyen en nuestras emociones y comportamientos. Al cambiar estas creencias disfuncionales, las personas pueden afrontar mejor las situaciones estresantes, reducir la ansiedad, la depresión y otros trastornos emocionales. Además, enseña herramientas prácticas para manejar problemas cotidianos, lo que mejora la calidad de vida de manera tangible.

Por su parte, la terapia psicodinámica, basada en el psicoanálisis, explora los conflictos inconscientes y las experiencias tempranas que influyen en el comportamiento actual. A través de la relación terapéutica, se busca hacer consciente lo inconsciente, permitiendo a la persona comprender y transformar patrones de relación y emociones profundas. Esta terapia ayuda especialmente en casos de traumas, problemas de identidad o dificultades emocionales persistentes, ya que trabaja en la raíz del malestar.

Otra corriente con gran impacto es la terapia humanista, dentro de la cual se incluye la Gestalt, pero también otras variantes como la terapia centrada en la persona, desarrollada por Carl Rogers. Esta última se basa en la creencia de que cada individuo tiene una tendencia innata hacia el crecimiento y la autorrealización. El terapeuta actúa como un facilitador empático, ofreciendo un espacio de aceptación incondicional que permite al paciente explorar sus emociones y crecer desde su autenticidad.

Por último, la terapia sistémica se enfoca en las dinámicas familiares o de pareja. Parte del supuesto de que el comportamiento individual no puede entenderse completamente sin considerar el contexto relacional en el que se da. Al intervenir en el sistema (familia, pareja, grupo), se pueden modificar patrones disfuncionales que afectan la salud emocional de sus miembros. Es especialmente útil en problemas familiares, de pareja, en la crianza y en trastornos que involucran dinámicas relacionales complejas.

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