Durante la temporada de calor y el sol inclemente de verano, la consentida de la casa fue la piscina. Era la que no podía faltar en las reuniones familiares de los domingos por la tarde e intentábamos verle tantas veces a la semana como fuera posible, sin contar que los niños la amaban. Pero ahora, los bañadores le han cedido su espacio a los abrigos para el frío y le miramos a través de la ventana preguntándonos “¿qué hago con mi piscina durante el invierno?”