El hábito, no hace al monje. Eso es lo que se suele decir, y puede que sea cierto. Desde luego, ser y parecer no es la misma cosa, y de poco sirve intentar mostrar una imagen falsa. Pero la apariencia, en la sociedad de hoy, la imagen, es una poderosa herramienta, para conseguir atraer la atención del cliente. Evidentemente, el producto o servicio, han de ser de calidad, pero esto no es lo primero que el público ve. Está comprobado, que, por norma general, no pasamos más de un par de minutos, frente a los estantes de los establecimientos comerciales, antes de elegir un producto determinado, y la mayor parte de las veces, es el envoltorio, el que nos ayuda a decidir, en caso de duda.